De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: foto: Edmundo Peggion, 1999

Jiahui

Autodenominación
Kagwaniwa
¿Donde están? ¿Cuántos son?
AM 115 (Siasi/Sesai, 2014)
Familia linguística
Tupi-Guarani

Los Jiahui son un pueblo de filiación lingüística Tupí-Guaraní, subgrupo Kagwahiva, que vive en la región del curso medio del río Madeira, al sur del Estado de Amazonas. Circunstancias históricas casi llevaron a la disolución del grupo. Sus tierras tradicionales fueron ocupadas por hacendados y los Jiahui pasaron a vivir junto a los Tenharim o en las ciudades cercanas. En medio de conflictos, se inició en 1998 el proceso de recuperación del territorio indígena, a partir del cual los Jiahui buscan reorganizarse con el fin de garantizar su supervivencia física y cultural.

Nombre y lengua

Foto: Edmundo Peggion, 1999
Foto: Edmundo Peggion, 1999

Los Jiahui, pueblo de filiación lingüística Tupí-Guaraní, constituyen un subgrupo Kagwahiva. En la actualidad, los remanentes Kagwahiva son: Jiahui, Tenharim (río Marmelos, del Igarapé Negro y del Sepoti), Parintintin, Juma, Uru-eu-wau-wau, Amondawa, Karipuna, además de algunos otros posibles grupos aislados.

Hasta la década de 1920, todas los pueblos Kagwahiva eran llamados Parintintin. Desde que fueron reconocidos como grupo étnico, los Jiahui recibieron muchas denominaciones: Odjahub, Diahói, Odiarhúebe, Odiahub, Odiahub, Odiahuebs, Diarrús, Odiahuve, Odyahuibé, Diahus, Diarrhus, Odayahuibe, Diarrói, Odiahueba, Odyahuibó, Odiahúbes, Diarroi, Diahub , Jahoi, Odiahuibe, Jahui, Diaói, Diarru y Odiabuibé. La denominación actual - Jiahui - resulta de la elección de los propios indios.

Territorio

Mapa de Miguel Menéndez de 1989. Anotação vermelha de Edmundo Peggion.
Mapa de Miguel Menéndez de 1989. Anotação vermelha de Edmundo Peggion.

 

Se hace referencia a los Kagwahiva por primera vez en 1750, ubicándolos en la región de la parte superior del Río Juruena, al lado de los Apiaká. Poco después, esta región fue asolada por la oleada de mineros que, desde Cuiabá, avanzaba hacia el norte en busca de nuevas minas de oro, hecho que puede haber provocado el inicio del proceso migratorio de los Kagwahiva (Menéndez, 1989:38).

Los Jiahui forman parte de un conjunto de pueblos que ocuparon el curso medio del río Madeira, en el sur del Estado de Amazonas, procedentes de una migración del Alto Tapajós, acosados por sus enemigos tradicionales, los Mundurukú, en el período posterior a 1750.

En la década de 1970, fueron expulsados de su territorio tradicional y el grupo prácticamente se disolvió por conflictos con los grupos indígenas vecinos, así como por el establecimiento de plantaciones y por la extracción ilegal de madera. Los pocos remanentes Jiahui se aliaron a los Tenharim y fueron a vivir en una aldea de este pueblo en las proximidades de la Transamazónica. Se casaron y tuvieron hijos, pero nunca fueron completamente absorbidos por los Tenharim.

Debido a presiones internas en la aldea, los Jiahui se trasladaron a la frontera oriental del territorio Tenharim y desde allí iniciaron incursiones en territorio tradicional, ahora ocupado por haciendas tituladas por el INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria). Estas incursiones, que fueron inicialmente para recoger castañas, se volvieron cada vez más frecuentes, para la caza y la recolección, hasta que, en 1999, decidieron recuperar su territorio tradicional, entrando en las haciendas, construyendo una aldea y abriendo rozas.

Putting the ridge beam on a house in the village of Ju´í. photo: Edmundo Peggion, 1999
Putting the ridge beam on a house in the village of Ju´í. photo: Edmundo Peggion, 1999

Como una manera de registrar los derechos sobre la tierra, la aldea que construyeron fue nombrada Ju'í, tal como era llamada una antigua aldea situada en la misma dirección, sólo un poco más al sur, en el interior del territorio ocupado. La aldea actual dista unos 100 metros de la autopista Transamazónica y también está cerca de la orilla izquierda del arroyo Amazonía (tributario del río Marmelos). La decisión de levantar una aldea en el borde de la Transamazónica obedece también al hecho de que a través de ella son colocados productos en venta y también adquiridos bienes, así como es posible la atención de los pacientes, entre otros factores relevantes para los pueblos indígenas de la región.

La Tierra Indígena Jiahui pertenece al municipio de Humaitá (AM) y limita con las tierras Tenharim y Pirahã, con el Bosque Nacional de Humaitá y con pequeños productores, lo que disminuye el riesgo de invasión de tierras.

Fonte: Instituto Socioambiental
Fonte: Instituto Socioambiental

Hubo, sin embargo, conflictos a partir de las propiedades otorgadas por el Incra dentro del territorio tradicional Jiahui. Los lotes eran pequeñas propiedades de alrededor de 100 hectáreas. Con el tiempo, muchas tierras fueron abandonadas y vendidas a los vecinos, con lo cual algunos pocos llegaron a tener extensas propiedades.

El mayor conflicto se produjo con el hacendado Eduardo Esteves Duarte, ya que éste, además de la tierra propiamente dicha, disputó con los Indios la explotación de un castañal, definido por los Jiahui como Tañoapina. En la temporada de la producción de castaña eran frecuentes y conflictivos los encuentros con los empleados de Duarte, que también iban en busca del producto. Sin embargo, aun cuando la ocupación de tierras se hacía con títulos emitidos por el INCRA, el sitio había sido siempre indígena.

Además de los propietarios no indígenas, hay otra cuestión que involucra a la Tierra Indígena Jiahui: una parte de ella incide en el Bosque Nacional de Humaitá. El 22 de marzo de 1988, el entonces Presidente de la República José Sarney publicó un decreto (N. 95859) definiendo las zonas de Buena Esperanza y Pupunhas, que suman 468.790 hectáreas, para uso del Ejército, creando la Gleba Militar Humaitá. El 19 de marzo de 1997, Fernando Henrique Cardoso derogó algunos incisos de ese decreto. El 2 de febrero de 1998, el mismo Presidente firmó otro decreto (N. 2485) creando el Bosque Nacional de Humaitá con la misma superficie de la Gleba Militar. Esta área está actualmente bajo jurisdicción del Ibama (Instituto Brasilero del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales) y es una Unidad de Conservación para su explotación bajo gestión de uso múltiple de los recursos renovables. Por lo tanto, la propia Unión acabó yuxtaponiendo límites al definir la Gleba Militar y posteriormente el Bosque Nacional de Humaitá en algunas partes de la demarcación de la Tierra Indígena.

Historia del contacto

Mapa da década de 30 localizando os Jiahui (Indigeni Odia hueb), presente em obra de Vitor Hugo de 1959, em que o Norte está voltado para baixo. Anotação vermelha de Edmundo Peggion.
Mapa da década de 30 localizando os Jiahui (Indigeni Odia hueb), presente em obra de Vitor Hugo de 1959, em que o Norte está voltado para baixo. Anotação vermelha de Edmundo Peggion.

Se hace referencia a los Kagwahiva por primera vez en 1750, en la región del curso superior del río Juruena, al lado de los Apiaká. Poco después, esta región fue traspasada por la oleada de mineros que, desde Cuiabá, avanzaba hacia el norte en busca de nuevas minas de oro, hecho que puede haber provocado el inicio del proceso migratorio de los Kagwahiva (Menéndez, 1989:38). Por otra parte, la guerra con los Mundurukú también ha sido señalada como causa del desplazamiento de los Kagwahiva desde esa región hacia las orillas del Río Madeira (Nimuendajú, 1924:207-208). Sin embargo, es difícil hacer cualquier afirmación categórica sobre este período, ya que las condiciones de esta migración son mucho más complejas y se relacionan con la dinámica de relación intertribal en la región.

En 1817 se hace referencia a los Kagwahiva por primera vez bajo el etnónimo de Parintintin, que recibieron tal vez de los Munduruku, sus enemigos. En 1850, los Kagwahiva y los Parintintin son registrados al mismo tiempo; después, el etnónimo Kagwahiva desapareció y tales pueblos comenzaron a ser designados como Parintintin. Después de la "pacificación" realizada por Nimuendajú, en 1922, fue posible constatar que Kagwahiva es la autodenominación de los Parintintin y que esta designación sólo se aplicaba a uno de estos pueblos (vea el artículo Parintintin).

En la región del río Madeira, la aproximación de los grupos Kagwahiva a la sociedad brasileña se produjo después de una intensa batalla que duró cerca de 70 años, desde mediados del siglo XIX hasta la década de 1920. Esta guerra sólo terminó por la acción del SPI (Servicio de Protección al Indio), después de la instalación definitiva de los siringueros en la región. Curt Nimuendajú fue el agente principal de esta aproximación: contratado por el SPI, organizó expediciones y se instaló en el interior del territorio indígena. Por falta de fondos del SPI, Nimuendajú abandonó su proyecto luego de sólo cinco meses, dejando en su lugar a varios asistentes.

Según Nimuendajú (1924:201-203), el territorio Parintintin (léase Kagwahiva) en la región del Río Madeira, se extendía por cerca de 22.000 km ², delimitados al norte y al oeste por ese río; al sur por el río Machado y al este por el río Marmelos, con su brazo oriental el río Branco.

Nimuendajú informó (1924:203) que, en el período entre sus primeros contactos con el pueblo Parintintin y su partida, había una población de 250 individuos. La supervivencia de este grupo se basaba en una economía adaptada al bosque tropical. Sembraban maíz, yuca, camote, achiote, algodón, plátano y papaya. Pescaban con arco y flecha y timbó, y cazaban de preferencia tapires, venados y monos.

Poco después de los primeros contactos con los Parintintin, los funcionarios del SPI comenzó a reportar la aparición de otros pueblos Kagwahiva en la región. El primero en ser mencionado como objeto de preocupación por este órgano fueron los Jiahui. En la tentativa de atraerlos para el contacto, José García de Freitas y otros auxiliares iniciaron un acercamiento, sobre el cual relataron sus experiencias en extensos informes. En un primer momento, los indios fueron avistados en la región de las cabeceras del río Branco, y más tarde llegaron a ser localizados en la región del arroyo Amazonía, lugar de la actual aldea. La intención de "pacificar" a los Jiahui es explícita en muchos documentos.

En cuanto a las relaciones entre los Parintintin y los Jiahui, las informaciones recopiladas siempre partían de la perspectiva de los primeros, ya que los últimos estaban todavía aislados:

Según informaciones recabadas entre los Parintintins por el encargado del Puesto de Maicy-mirim, los Odiarhúebe hablan el mismo dialecto y adoptan casi las mismas costumbres que aquella tribu, aunque todavía hay entre ellas un aire de hostilidad procedente de su índole guerrera, que las torna enemigos rencorosos. A diferencia de los Parintintins, que acostumbran cortar los cabellos alrededor de la cabeza, los Odiarhúebe los conservan bastos y largos; pero a ejemplo de aquellos también llevan el pene envuelto en unas hojas de arumã en forma de tubo. Sus akanitaras son hechas de plumas de japú (Psarocolius decumanus) y guacamayo rojo, y las flechas muestran la misma forma y los mismos adornos que se observan en las armas guerreras de los Parintintins. Los Parintintins, tomados por su superstición natural, que asalta el espíritu de casi todas las tribus, tienen un inmenso temor fetichista de aquellos parientes y enemigos suyos. Dicen ellos que, arrebatados por la venganza, los Odiarhúebe acostumbran enviarles por la noche grandes murciélagos, que les roban los cabellos, para utilizarlos en procesos de brujería que, de vez en cuando, transmiten los peores males a sus malocas" (Lemos, 1925: 20).

En la década de 1930 se intensificó la acción de SPI en la tentativa de atraer a los Jiahui al contacto. Para ello, se montaron expediciones bajo el mando de José García de Freitas, ya conocedor de los Kagwahiva por su actuación junto a los Parintintin. En su búsqueda, García acabó encontrándose con los Pain y no con los Jiahui. Después de secuestrar a una mujer y sus hijos, García pidió a los Parintintin que le acompañaban que manifestasen las buenas intenciones del SPI. La mujer dijo que su marido y el resto del grupo volverían para matar a todos. García decidió permanecer en el lugar y al día siguiente liberó a la mujer con algunos regalos, pero retuvo a sus hijos. Un tiempo después aparecieron dos guerreros pintados, amenazando a todos y preguntando quién de ellos era el ipají. Después de que García apaciguó a los guerreros, se estableció una buena relación entre todos. Por el relato podemos ver que se trataba de uno de los grupos Jiahui:

La lengua era la mismísima de los Parintintin, siendo apenas un poco diferentes las danzas y las canciones.

Se llaman PAIN, ellos son un grupo que se separó de los Odiahub y vive en constante lucha con ellos. Apenas había pasado una luna desde que los Odiahub les habían matado a cuatro hombres, y tuve ocasión de ver a uno de ellos con una flecha en el pecho derecho. Se rieron, se regocijaron con la alianza que les ofrecí contra sus enemigos.

Se admiraron los indios PAIN de que nosotros no habíamos sido atacados por los Odiahub, diciendo que allí cerca se encontraban sus caminos de guerra; eso quería decir que, que si nos demorásemos un poco más iríamos a recibir un ataque de aquellos. No les propusimos hacer amistad con sus enemigos, porque supe del odio y la sed de venganza que tenían y del resentimiento por sus víctimas; pero les pedimos que nos esperasen para atacar a los Odiahub.

Fue un truco que yo usaba para evitar cualquier enfrentamiento entre grupos enemigos " (García de Freitas, 1930:06-07, énfasis añadido por el autor).

Sin embargo, cuando García de Freitas volvió al lugar (lo cual está registrado en ese mismo informe del año1930), ya había ocurrido el enfrentamiento entre los grupos Pain y los Jiahui, y sólo consiguió encontrar a ocho personas. Unos años más tarde, en 1939, las circunstancias eran diferentes y los Jiahui ya estaban sufriendo las consecuencias del contacto, desestructurándose las formas tradicionales de su organización social. No obstante, algunos grupos lograron mantenerse aislados. Se quedaban bosque adentro, estableciendo contacto apenas con los castañeros que explotaban el territorio tradicional Jiahui, donde había un castañal. Pero en los años de 1970, con la apertura de la Transamazónica, que cortó sus tierras, ya no fue más posible mantener el aislamiento.

La apertura de la carretera causó una conmoción entre la población indígena, que escuchaba los ruidos y trataba de entender lo que estaba sucediendo. Los relatos de ese período son verdaderamente fantásticos y dan cuenta de un momento crítico en la vida de los Jiahui. Acosado de un lado por los Tenharim y del otro por la empresa Paranapanema y sus empleados, el grupo presenciaba de lejos el movimiento de hombres y máquinas que se adentraban cada vez más en el bosque.

Después de varias apariciones, los Jiahui se sorprendieron al ver que entre los trabajadores de la Paranapanema se encontraban muchos Tenharim. Uno de ellos, Kari, venido del arroyo Preto, fue puesto al frente para establecer contacto con los Jiahui. Los llamó, acompañado por un empleado no-indio, ofreciéndoles alimentos y ropa. La aproximación fue gradual y tensa. Borobé no permitía que sus hijos llevasen ningún alimento a la boca, pues no tenía la menor confianza, tanto en los trabajadores cuanto en los Tenharim. Pero el contacto se fue intensificando y los Jiahui fueron a vivir a la aldea Tenharim.

A mediados de la década de 1990, con un crecimiento de la población tanto del lado de los Tenharim cuanto de los Jiahui, el estado de tensión entre los dos grupos volvió a intensificarse. Por este tiempo los Jiahui iniciaron un proceso de recuperación de sus tierras.

Población

Ñagwea'i e sua família. Foto: Edmundo Peggion, 1999
Ñagwea'i e sua família. Foto: Edmundo Peggion, 1999

Los Jiahui totalizaban 17 personas en la aldea Ju'i en el 2002, además de varios individuos asentados en otras tierras indígenas y en otras localidades cercanas. Agregando a la población de la aldea Ju'i las personas que vivían junto a los Tenharim así como en Humaitá y Porto Velho, se llegaba a una población total de aproximadamente 50 personas.

Ñagwea'i e sua família. Foto: Edmundo Peggion, 1999
Ñagwea'i e sua família. Foto: Edmundo Peggion, 1999

Aquel momento vivido por este pueblo fue muy particular. A partir de una población considerada extinta, comenzaron a reorganizarse, volvieron a ocupar su territorio tradicional e intentaron recomponer sus fragmentos, buscando a moradores en otras aldeas e incluso en los centros urbanos cercanos. Fue importante que, aunque hubo una dispersión, los individuos nunca perdieron completamente el contacto entre sí. Muchos de ellos encontraron a sus familiares, trazando, incluso, sus relaciones genealógicas.

Hay tres probables grupos domésticos en gestación. No obstante, sus miembros llevan a cabo actividades económicas de manera colectiva. Cuando la caza es abundante, se distribuye a todos. Hay ciertas caminos para la realización de actividades económicas, por los que todos pasan. Sin embargo, en una proyección a futuro, probablemente los diferentes grupos domésticos harán sus propios senderos dentro del territorio.

Organización social

Retorno à aldeia depois da coleta de açaí. Foto: Edmundo Peggion, 1999
Retorno à aldeia depois da coleta de açaí. Foto: Edmundo Peggion, 1999

Los Jiahui, así como los Kagwahiva, son pueblos tupí, pero poseen una particularidad con respecto a los otros grupos hablantes de este tronco lingüístico: un complejo sistema de mitades exogámicas que recibe el nombre de dos pájaros: Mytu y Taravé (mutum [crax fasciolata] y maracanã [periquito, Aratinga leucophthalmus]). Este sistema define las posibilidades matrimoniales, pues un hombre, al nacer, pertenece a la mitad de su padre y sólo puede casarse con mujeres de la otra mitad.

Este sistema divide la sociedad en dos grandes grupos que llevan a cabo matrimonios entre sí. Sólo es posible el casamiento dentro de la misma mitad cuando se trata de individuos que viven lejos. En este caso, todo ocurre como si la distancia geográfica produjese una distancia genealógica, transformando el casamiento prohibido en una unión posible.

Aunque la despoblación haya obstaculizado el funcionamiento del sistema en el caso de los Jiahui, éste sigue funcionando, ya sea en casamientos internos o en casamientos con otros grupos Kagwahiva. Así fue como algunos matrimonios entre los Jiahui y los Tenharim del río Marmelos pudieron tener lugar. Acosados y desesperados, los remanentes Jiahui fueron incorporados, a través del matrimonio, en la década de 1970, a los Tenharim. Hoy se ven ciertos casamientos en la misma mitad, pero ellos de ninguna manera interfieren con el sistema, ya que la distancia genealógica entre los grupos permite tal hecho.

El tránsito a través del territorio es una característica de los Kagwahiva, que estaban distribuidos en pequeños grupos locales en una amplia región entre los ríos Madeira y Tapajós. Vivían entre la alianza y conflicto, pero se reconocían como una sociedad única. Cada uno de estos grupos locales, que probablemente se organizaba en torno a un grupo doméstico, tomaba el nombre de su líder o de su localización (ríos, montañas, etc.). El faccionalismo es una característica de estos pueblos y, por consiguiente, las uniones eran inestables y los grupos se encontraban en constante formación. Las estrategias políticas vinculadas a la cuestión residencial caracterizan la forma de concebir la ocupación del territorio y la constitución de grupos. Registros orales refuerzan la territorialidad de los grupos, narrando su distribución en la región por obra de Nhaparundi, mítico ancestro Kagwahiva, y también por el hecho de que, en los primeros momentos del contacto, los grupos se unieron para escapar de los no-indios (Menéndez, 1987:86 -87; 1989:80).

Tendencias faccionalistas de los grupos Kagwahiva acarrean aun hoy luchas internas, haciendo surgir nuevas aldeas. Sin embargo, estas nuevas aldeas se forman en un espacio territorial considerado como perteneciente a estos grupos. Así, según los Jiahui, los Tenharim y los Parintintin ocupan sus territorios tradicionales. Según los Jiahui y también los Tenharim, el actual territorio reocupado por los primeros es, efectivamente, el lugar donde ellos siempre vivieron.

Actividades productivas

Tapiri no castanhal Tañoapina. Foto: Edmundo Peggion, 1999
Tapiri no castanhal Tañoapina. Foto: Edmundo Peggion, 1999

En la parte posterior de la aldea Ju'i, los Jiahui poseen una roza con yuca, papaya, plátano, entre otros productos. De la aldea salen caminos para ir de caza, pesca y recolección, que remontan a períodos mucho anteriores a la propia construcción de la aldea. La caza, la pesca y la agricultura en general están orientadas hacia la subsistencia del grupo. Mientras que la recolección tiene la perspectiva de la inserción del grupo en el mercado regional.

La castaña es el producto central al cual los Jiahui dedican gran parte del año. Recientemente, en el movimiento de recuperación del territorio tradicional, reiniciaron la recolección en el castañal Tañoapina y comenzaron a recoger también otros productos con aceptación en el mercado regional, tales como el açaí, que es bastante producido y consumido en tierras de los Jiahui.

Los trayectos para la caza siguen los caminos para otras actividades. Así, cuando un individuo va a cazar, sigue los senderos que conducen al castañal o al açaí, por ejemplo. Sin embargo, hay senderos alternativos llamados "caminos de caza". A través de estas conexiones, grandes extensiones del territorio son recorridas en busca de los animales como el taiaho (Tayassu pecari), la paca y el agutí. La transamazónica también es utilizada como camino de caza y, eventualmente, los hombres se van a pie o en bicicleta en busca de agutís, que son encontrados con frecuencia.

Actividad estrictamente masculina, la caza es una fuente importante de proteína para la comunidad. Aunque no siempre es posible, el objetivo de un cazador es siempre traer un animal de gran tamaño. Sin embargo, el cazador no evita matar otro animal pequeño o aves pequeñas que llegan a cruzarse en su camino. Esta última acción es la que se produce en casos de caza ocasional.

La caza se puede hacer con arma de fuego, arco y flecha, o también por medio de trampas instaladas en el bosque. Se puede hacer individualmente o en grupos de dos o tres cazadores. En cualquier caso, una caza exitosa siempre se comparte con toda la comunidad. El excedente es ahumado o salado.

A caça: retorno do mato com um macaco. Foto: Edmundo Peggion, 1999
A caça: retorno do mato com um macaco. Foto: Edmundo Peggion, 1999

Aunque no es tan central como la caza, la pesca también tiene importancia, siendo practicada como una actividad que complementa la dieta de la comunidad indígena. A diferencia de la caza, puede ser realizada por las mujeres y los niños en los cursos de agua situados en las cercanías de la aldea. Las especies más apreciadas son el tucunaré, el bagre, la cachama, la jatuarana, la matrinchã y el piau. Las técnicas y los instrumentos son la linhada, el espinel, el anzuelo, la flecha, un tipo de lanza corta, el jyki'ywa (cesto de caña) y el timbó. La linhada es una actividad común en que se utiliza hilo de nylon y anzuelo para pescar en lagos y pozos, donde el agua no está fluyendo. El espinel consiste en poner anzuelos múltiples en un hilo y asegurar los extremos en las ramas pequeñas de los árboles cerca del agua. Como el espinel queda fijo, permite realizar otras actividades. La flecha y la lanza son instrumentos muy difundidos en la región amazónica y requieren una gran habilidad de la persona que se encarga de estos instrumentos. Hay también otros mecanismos de uso tradicional entre los Kagwahiva, como la confección de un pez de madera, que es atado cerca al borde del agua para atraer a los peces. Después de que el primer pez es atravesado (con flecha o lanza), éste reemplaza al pez de madera y continúa la pesca. Otra técnica consiste en fabricar una circunferencia pequeña que, amarrada a un soporte, es utilizada para golpear el agua e imitar el sonido de las frutas cayendo. El ruido atraerá a los peces que serán flechados. El jyki'ywa sirve para atrapar peces grandes y pequeños. Es un instrumento hecho con tallos inajá más o menos en la forma de una cesta. Colocados en la corriente los peces acaban entrando en él para no salir más.

Pescando com timbó. Foto: Edmundo Peggion, 1999
Pescando com timbó. Foto: Edmundo Peggion, 1999

Actividad muy apreciada por los Jiahui y los Kagwahiva en general, la pesca con timbo es realizada sobre todo durante el verano, cuando se puede encontrar pequeños pozos de agua que resultan de las corrientes que bajan sus aguas. El timbó es una planta venenosa que, cuando es triturada y batida en el agua, libera una sustancia tóxica que paraliza a los peces. Según la concepción nativa, entonces se libra una guerra entre el timbó y los peces. Algunos peces ganan la batalla y no mueren bajo el efecto del veneno. Este es el caso del acará y del jeju. Para tener éxito es preciso conversar primero con la planta, pidiéndole que mate a los peces.

En el caso de la recolección, depende del esfuerzo invertido en la actividad. Esta puede ser masculina o femenina, o incluso, en algunos casos, una actividad que abarca a todos los miembros del grupo familiar, es decir, hombres, mujeres y niños. Como producto de consumo, la castaña se utiliza en su estado natural, mezclada con platos típicos como el beijú, el pan de yuca, la tapioca o en el condimento de las carnes. Como producto de mercado, la castaña tiene un precio que fluctúa de acuerdo a la zafra.

Los Jiahui pasan los días quebrando castaña y retornan o permanecen allá, alojados en pequeños albergues, en las proximidades del castañal. La producción diaria nunca es más de dos latas de castaña por cada grupo familiar. Para suplir las necesidades durante la cosecha de castañas, los Jiahui hacen una provisión de alimentos en las semanas que anteceden el período de recolección. También puede ocurrir que comprometan por adelantado la cosecha para algún comprador, recibiendo a cambio productos manufacturados tales como aceite, sal, arroz y café, entre otros que componen el llamado "rancho". En estos casos, el grupo se inserta en el sistema económico característico de la Amazonia, llamado aviamento.

La recolección de açaí es una actividad masculina y requiere una cierta habilidad en el uso de la peconha, una argolla de bejuco que es atada a los pies del hombre para ayudarle a subir por el tronco delaçaizero. Los frutos se recogen en manojos grandes y son llevados a la aldea en cestas conocidas como paneiros. Para la fabricación del vino es necesario dejar la fruta en remojo en agua tibia. Después de eso, los frutos son triturados con un mortero para liberar las semillas de la pulpa y, finalmente, el líquido es tamizado y consumido de preferencia mezclado con harina de mandioca.

Otro recurso importante en la vida de los Jiahui es la palma de babasú (Attalea speciosa u Orbignya phalerata), cuyos frutos pueden ser consumidos crudos o en forma de harina o almidón. Las hojas del babasú hojas pueden ser utilizadas para el techado de las casas. Los Jiahui también aprecian el puremu, una oruga que crece en el interior del coco babasú y que es consumida frita. El aceite extraído es utilizado como loción para el cabello. Según los Jiahui, este producto es muy eficaz para evitar que el pelo gris.

Cerca de la aldea se encuentran las rozas. En general, la roza es abierta por los hombres durante la época seca (julio y agosto), para que pueda ser quemada y sembrada en el período que antecede a las primeras lluvias. La tala de los bosques y la quema son actividades exclusivamente masculinas, mientras que la siembra, el deshierbe y la cosecha cuentan con la participación de hombres, mujeres y niños.

El producto principal cultivado por los Jiahui es la yuca, utilizado para la producción de harina. La harina de yuca ocupa una posición central en la dieta, siendo consumida durante todo el año. También plantan banana, yuca, maíz, macaxeira [manihot utilissima], sandía, suave, frijoles y calabazas. En casos excepcionales, los Jiahui comercializan sus excedentes agrícolas, pero en general la producción se consume en la comunidad o es intercambiada con los parientes vecinos (Parintintin y Tenharim).

El comercio se lleva a cabo con los productos obtenidos, principalmente la castaña y el açaí, que son llevados a la ciudad de Humaitá. También se produce artesanías, realizadas principalmente por las mujeres. Muchos collares, anillos, brazaletes y tocados son comercializados en Humaitá y Porto Velho. La artesanía posee también tiene una significación considerable con respecto a la identidad colectiva, en la medida en que los cocares [tocados de plumas]son ampliamente utilizados por los hombres en situaciones políticas como forma de ostentar la fuerza de la cultura indígena.

Fiesta Mboatava

La combinación de todas las actividades económicas Jiahui así como de los Kagwahiva en general acontece en una fiesta central en la cultura nativa. Todos los años, al comienzo de la temporada de siembra, los Kagwahiva preparan una gran fiesta llamada Mboatava, nombre derivado de la palabra castaña. El plato principal servido en el ritual es la carne de tapir o de taiaho (pecarí) hervida en leche de castaña.

Esta fiesta se ha convertido cada vez más en polo catalizador de los grupos que hablan la misma lengua, constituyendo un factor político y de la identidad de los Kagwahiva en general. En los últimos años, el ritual se ha realizado en las aldeas Tenharim y, además de aglutinar a todos los Kagwahiva, ha atraído administradores regionales de la Funai, misioneros, representantes de los gobiernos locales y de las ONG. Con el establecimiento de la aldea Ju’i y con la definición de los límites territoriales, los Jiahui están fuertemente inclinados a realizar un Mboatava propio. Según los Jiahui Irá y Ñagwea'i la fiesta de los Jiahui era semejante a la realizada por los Tenharim, pero tenía algunas peculiaridades.

Fuentes de información

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  • GONDIM, Joaquim. Etnografia Indígena : Estudos realizados em várias regiões do Amazonas, no período de 1921 a 1926. Fortaleza-CE : Editora Fortaleza, 1938.

 

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. A presença do sonho no xamanismo Tupi (Parintintin). Brasília : UnB, s.d.
  • LEMOS, Bento Pereira. Relatório encaminhado ao Diretor do SPI Sr. Dr. José Bezerra Cavalcanti, pelo inspetor Bento Pereira de Lemos referente às atividades da IR 1 nos exercícios de 1925 (filme 33, planilha 396, p. 2-3; 33-44); 1928 (filme 33, planilha 396, p. 4-24); 1930 (filme 33, planilha 396, p. 02-12). Rio de Janeiro : Museu do Índio, 1925/1928/1930.

. Relatório encaminhado pelo inspetor Bento Pereira de Lemos referente às atividades da IR 1 nos exercícios de 1930 e 1931 (12/04/1932) : Índios Mura, Mundurucu e Parintintin. Filme 379, fotogramas 106-112. Rio de Janeiro : Museu do Índio, 1931.
  • MACHADO, Luciana. Relatório ambiental da Terra Indígena Jiahui. Brasília : Funai, 2000.

 

  • MENÉNDEZ, Miguel Angel. Uma contribuição para a etno-história da área Tapajós-Madeira. Rev. do Museu Paulista, São Paulo : USP, v. 28, p. 289-388, 1981/1982.

.Contribuição ao estudo das relações tribais na área Tapajós-Madeira. Rev. de Antropologia, São Paulo : USP, v.17/18, p.271-86, 1984/1985.
. Os Kawahiva : uma contribuição ao estudo dos Tupi Centrais. São Paulo : USP, 1989. (Tese de Doutorado).
. A presença do branco na mitologia Kawahiwa : História e identidade de um povo Tupi. Studi e Materiali di Storia delle Religioni, Roma : Japadre Ed., v.53, n.1, p.75-97, 1987.
  • NIMUENDAJÚ, Curt. Os índios Parintintin do rio Madeira. Journal de la Socièté des Américanistes, Paris : Socièté des Américanistes, n.16, n.s., p. 201-78, 1924.

 

  • PEGGION, Edmundo Antônio. Forma e função : uma etnografia do sistema de parentesco Tenharim (Kagwahív-AM). Campinas : Unicamp. 1996. (Dissertação de Mestrado)

. Os procedimentos na identificação de terras indígenas : relato de uma experiência. Boletim da ABA, Campinas : ABA, n. 29, p.12-4, 1998.
. Relatório de identificação e delimitação Terra Indígena Jiahui, município de Humaitá-AM. Cuiabá : Funai, 2000. 138 p.
  • PEREIRA, Ednelson. Kagwahiva Jahoi : localização histórica e atual. Humaitá : Projeto Humaitá/Opan, 1998.

 

  • TOCANTINS, Antônio M.G. Estudos sobre a tribu Mundurucu. Rev. Trimensal do Instituto Histórico Geográphico e Ethnográphico do Brasil, Rio de Janeiro : Garnier Livreiro e Editor, s.n., p. 73-161, 1877.